sábado, 13 de junio de 2009

SIGLO XIX

Según el vigente calendario gregoriano el siglo XIX comprende los años situados entre 1801 y 1900. No obstante, es frecuente la concepción de que el siglo XIX comenzó en 1800 y finalizó en el año 1899. De la trilogía de ensayos históricos de Eric Hobsbawm (citados en la bibliografía) se desprende una definición más, de carácter histórico, en la que enmarca al período entre 1789, año de la revolución francesa, y 1914, año de la primera guerra mundial, como el «siglo XIX largo». La historiografía considera al siglo como el comienzo definitivo de la Edad Contemporánea. El adjetivo para referirse a las cosas de este siglo o relacionadas con él es decimonónico pero su uso es, habitualmente, en forma despectiva para referirse a lo caduco.

La característica fundamental son sus fuertes cambios. Cambios anunciados y gestados en el pasado pero que se efectuarían, de hecho, en el siglo. Cambios en todos los ámbitos de la vida y el conocimiento. Revoluciones de todas las índoles tendrían su lugar. La ciencia y la economía se retroalimentarían, el término "científico", acuñado en 1833 por William Whewell,[1] [2] sería parte fundamental del lenguaje de la época; la economía sufriría dos fuertes revoluciones industriales, la primera acaecida entre 1750 y 1840, y la segunda entre 1880 y 1914. En política, las nuevas ideas del anterior siglo sentarían las bases para las revoluciones burguesas, revoluciones que se explayarían por el mundo mediante el imperialismo y buscaría alianza con el movimiento obrero al que, para evitar su triunfo, le cederían el sufragio universal; en filosofía, surgirían los principios de la mayor parte de las corrientes de pensamiento contemporáneas, corrientes como el idealismo absoluto, el materialismo dialéctico, el nihilismo y el nacionalismo; el arte demoraría en iniciar el proceso de vanguardización pero quedaría cimentado en movimientos como el impresionismo.

Las ciencias [editar]Artículo principal: Historia de la ciencia del siglo XIX
El desarrollo de la medicina se relaciona directamente con los fenómenos migratorios, los hacinamientos en las ciudades y las precarias condiciones de vida de la clase trabajadora propios de la Revolución Industrial. Su consecuencia fue la proliferación de enfermedades infecciosas (sífilis, tuberculosis) o relacionadas con la mala alimentación (pelagra, raquitismo, escorbuto). Dichas problemáticas son cruciales para entender el origen de la medicina social de Rudolf Virchow y el sistema de salud pública de Edwin Chadwick que darían lugar a la actual medicina preventiva. La misma Revolución Industrial, con el agregado de las numerosas guerras y revoluciones, generarían un desarrollo científico generalizado que contribuiría en la instauración de condiciones técnicas para el triunfo de la asepsia, de la anestesia y la cirugía.

Las Revoluciones Burguesas, promotoras de ciudadanos librepensadores, construyen una nueva medicina científica y empírica, desligada de lo místico y artesanal. Se culmina con la opresión de los viejos cánones éticos del absolutismo y el catolicismo instaurando nuevos cánones, nuevos calendarios. El siglo XIX verá nacer la medicina experimental de Claude Bernard, la teoría de "Omnia cellula a cellula" de Rudolf Virchow, la teoría microbiana, la teoría de la evolución de las especies de Charles Darwin, y la genética de Gregor Mendel.

Véase también: Historia de la medicina#El siglo XIX y Medicina en el Siglo XIX
El siglo se caracteriza por romper definitivamente con la fusión que la Historia había tenido con la literatura. Leopold von Ranke se compromete con una historia crítica y escéptica. Se deja influir por las corrientes filosóficas predominantes del momento, tales como el liberalismo y el nacionalismo llegando a caer incluso en el etnocentrismo, racismo y particularmente en el eurocentrismo. Las reflexiones sobre la sociedad de Saint-Simonianas producen dos tendencias que modificarían las tendencias historiográficas: El Positivismo y el Materialismo histórico, también influido por la dialéctica hegeliana. Ambas entienden que el comportamiento de la historia se encuentra sometido a leyes. La primera concibe el desarrollo de la historia como procesos ordenados, la segunda lo concibe como resultado de los conflictos entre los estratos sociales.

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